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En cada partida se tirarán tres dados (hexaedros) en los que figuran las dieciséis piezas y dos comodines.
Los peones son rápidos: mueven a un paso en cualquier dirección, pero solo matan en diagonal. El doble paso al frente, en la línea de salida, es facultativo.
Se jugará a caballería ligera, es decir, añadiendo al tradicional movimiento del caballo, el de desplazarse –sin captura y sin salto– a cualquier distancia tanto en derecho como en diagonal. Para frenarlo, será preceptivo que solo mate de la forma tradicional.
Los alfiles podrán desplazarse, sin captura, a un cuadro contiguo en derecho, maniobra que constituye una jugada y que permite al Alfil jugar por todas las diagonales del tablero. Esta capacidad de maniobra sin captura se hace extensible a las Torres respecto a las casillas diagonales adyacentes.
El Rey será Batallador. Podrá moverse o capturar a cualquier distancia del tablero en diagonal, vertical u horizontal (como viene haciéndolo la reina tradicionalmente). Su limitación consistirá en que –para rehuir el jaque– solo podrá mover un paso o casilla en cualquier dirección (como el clásico), a excepción hecha de si decide tomar pieza. En el siguiente turno de juego, recuperará toda la fuerza de desplazamiento y ataque, siempre que no reciba un nuevo jaque.