Ajedrez heráldico con cartas y dados
AJEDREZ DEL REY BATALLADOR
Juegos heráldicos de ajedrez con cartas y dados

Ajedrez del Rey Batallador

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Jugar con cartas

Todo juego se rige por unas reglas comúnmente aceptadas, reglas que, antes de comenzar la partida, en cualquier momento pueden ser variadas de mutuo acuerdo por los jugadores. Por otra parte, el encuentro de estos dos juegos, el de naipes y el de piezas, con tanta historia y variaciones en su práctica cada uno, permite tal cantidad de modalidades de juego que las que aquí se dan son solamente indicativas –y susceptibles de cambio, como otras que se prefieran entre las posibles y así se convengan.
Foto de la baraja-tipo para Ajedrez heráldico con cartas

La baraja-tipo se compone de sesenta y cuatro cartas (cada pieza esta representada en cuatro cartas) y ocho comodines de uso opcional. Se deja a criterio de los jugadores añadir una segunda baraja. Por un lado, el aumento de cartas ensancha la incertidumbre; por otro, evita tener que barajar de nuevo si la partida se prolonga.

Jugando a carta robada

Esta es la forma más sencilla de jugar con cartas, y, aunque aparentemente sin mucho interés, puede resultar útil para el aprendizaje, los solitarios e incluso para alguna modalidad de juego forzado a carta robada.

En cada turno, el jugador roba una carta y tiene que mover la pieza en ella representada. Si no puede moverla o ya no dispone de ella, el turno pasa al otro jugador. El enroque es jugada de Rey.

El principal inconveniente de este sistema estriba en que en las primeras jugadas, si se juega con la posición inicial establecida actualmente, hay muchas piezas inmovilizadas. Puede agilizarse el comienzo acordando colocación libre de las piezas o situando, antes de empezar, todos los peones o alguno de ellos en la tercera línea.

Con cartas en mano

Al comenzar la partida, se reparten cartas (se recomienda un mínimo de seis y un máximo de dieciséis por jugador) y se dejan las restantes sobre la mesa para ir robando o, en su caso, reponer los descartes.

A la vista de sus cartas, el jugador a quien corresponda la salida decide que pieza, de las representadas en las cartas de que dispone, desea mover. Pone la carta boca arriba sobre la mesa, mueve la pieza representada, roba una carta y pasa el turno. El otro jugador hace lo propio y así sucesivamente, hasta que uno de los contendientes logre la captura o rendición del Rey adversario.

Si en el transcurso del juego y como consecuencia de la sucesiva perdida de piezas, un jugador no tiene en su mano naipe que le permita mover ficha, deberá desprenderse de una carta cualquiera, pasar el turno sin mover y robar otro naipe. Ante esta eventualidad, que puede darse con alguna frecuencia si la partida resulta disputada y se alarga, se sugiere que se acuerden, siempre antes del inicio del juego, normas concretas, como el descarte y reposición de varios cartas, con o sin pérdida de la vez u otras reglas que se convengan. Si se agotan las cartas a robar, se procederá a barajar de nuevo y a continuar el juego.

Dos jugadas por carta

Otra forma interesante de jugar al ajedrez con cartas es igual en todo a la expuesta, con la salvedad de que cada naipe permite mover dos veces la pieza que representa. Para el primer movimiento el jugador pondrá boca arriba la carta de la pieza a mover en una zona predeterminada de la mesa para cada contendiente, y para efectuar el segundo movimiento -que podrá demorarse hasta el turno de juego que estime conveniente- la depositará en la zona determinada para los descartes comunes. En esta modalidad solo se roba al desprenderse definitivamente del naipe, esto es, tras el segundo movimiento.

Dos variantes más se pueden practicar -y no queremos ser prolijos en la enumeración de posibilidades- si, jugando como ya se ha dicho, en lugar de robar carta al desprenderse de una, se aplaza la reposición de cartas al momento en que se agotan todos.

Otras modalidades son posibles estableciendo descartes múltiples en cualquier momento del juego, de mutuo acuerdo o a petición de uno de los jugadores, con o sin perdida del turno, etc.

Estrategias libres

Si se conviene en situar las piezas sobre el tablero tras el reparto de las cartas, cada jugador podrá disponer sus fuerzas de acuerdo con una estrategia basada en las cartas que le hayan correspondido y cada partida será una batalla distinta, incluso antes del primer movimiento.

La colocación de las piezas deberá hacerse por turnos, si se realiza a la vista de ambos jugadores, o mediante un separador que impida ver el despliegue que prepara el contrincante (movilización secreta).

Juegos forzados y mixtos

Todas las modalidades descritas, y otras posibles, pueden practicarse estableciendo, cada equis movimientos, uno o varios turnos de juego libre. Y viceversa, jugando básicamente en la forma ordinaria. Todavía resulta mas interesante, por imprevisible, que sea el azar el que, por algún procedimiento, imponga la obligación; o el rival, disponiendo ambos jugadores de un cupo de mandatos por cada partida para forzar al adversario a jugar usando un naipe o, en su caso, lanzando los dados.

Un curioso sistema mixto es el que podríamos llamar de liberación progresiva. Consiste en que una pieza se puede jugar libremente a partir del momento en que se posee una carta representante, dos o las que se establezcan antes de comenzar la partida. La pieza «liberada» deberá marcarse (o desmarcarse, si se usan insignias desmontables) de alguna forma, por ejemplo con adhesivos de quita y pon, para indicar que ya juega libremente.

Otra forma de jugar es la que denominamos con naipe de combate. Los trebejos se mueven libremente, pero es necesario disponer de naipe-representante para poder efectuar una captura con determinada pieza. Para ello, el jugador se desprende del naipe, mostrándolo, y roba otro del mazo.

Ⓒ Ajedrez del Rey Batallador, 2013
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